Al principio, trabajar en la industria del petróleo y el gas era estupendo, recuerda Jordi Zonneveld. Cerca de su casa, en Países Bajos, había una empresa de petróleo y gas que, en 2005, estaba creciendo y contratando personal. Zonneveld no sabía nada de su negocio, que consistía en diseñar y construir equipos para separar el petróleo y el gas del agua salada con la que se mezclan en el subsuelo. Aquello estaba muy lejos de lo que había estudiado en la universidad: aviación. Pero se alegró de conseguir trabajo. Con sólo 21 años, Zonneveld se encontró trabajando como ingeniero de proyectos con …