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En el corazón de Finsbury Park, al norte de Londres, el brillante cartel amarillo de Yum Bug, un restaurante para amantes de los insectos, resplandece: joven y enérgico, se asemeja más, sin duda, a una vistosa mariposa que una austera polilla. En el local de lo que solía ser un estrafalario pop-up allá por 2018, Yum Bug fue creado por dos amigos de 30 años, Leo Taylor y Aaron Thomas. Su plan era demostrar que “los insectos comestibles pueden ayudar a crear un sistema alimentario más saludable y sostenible” libre de carne de animales de granja tradicional. Es difícil no dejarse impresionar por …

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