Philadelphia. — Zarinah Lomax es una documentalista poco común. Ha diseñado vestidos con las cintas amarillas de escenas de crimen y abrigos con leyendas pintadas a mano que dicen: “No Disparen”, en dorado, negro y púrpura. Cada pocos meses, transporta docenas de retratos de habitantes de Philadelphia —caras vibrantes, audaces y más grandes que la vida misma— a galerías temporales para alertar sobre la violencia armada en su ciudad natal, y en América. En un depósito, Lomax estima que tiene unos mil lienzos, en su mayoría de jóvenes que murieron por disparos, y otros de madres, hermanas, amigo…