Mientras pasea en su monopatín eléctrico por un barrio del sur de Ciudad de México, Arturo Hernández detecta un posible objetivo para su próxima acción y sube una foto a las redes sociales pidiendo ayuda a sus seguidores. Un par de días más tarde, él y varios de ellos están golpeando con mazos una gruesa capa de hormigón que asfixia las raíces de un fresno cuando llegan un par de policías y le piden un permiso. “No necesitamos permisos para liberar el árbol”, dice Hernández a uno de los agentes con una sonrisa. “Es como si me pidieran un permiso para recoger la basura de la calle”. El agente r…