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Aunque las llamas han cedido por fin en Albergaria-a-Velha, en el distrito de Aveiro, la normalidad sigue lejos. A la entrada de la ciudad, hay hectáreas y hectáreas de árboles quemados y caídos, concesionarios de automóviles con coches carbonizados y casas en las que solo han sobrevivido las paredes exteriores. El suelo aún humea y el humo que tiñe de amarillo el cielo irrita los ojos. “El lunes por la mañana, aquí en Albergaria, fue el momento más dramático para nosotros. Tuvimos muchos frentes activos, sobre todo a las afueras del pueblo, junto al supermercado Continente. También se evacuar…

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